Reír es una función biológica necesaria para mantener el bienestar emocional tanto físico como mental; por eso, la risoterapia es una buena técnica para liberar al organismo de la energía negativa.
La risa es tan antigua como el ser humano. Hace más de cuatro mil años y en el antiguo imperio chino, ya había unos templos donde las personas se reunían para reír con la finalidad de equilibrar la salud. Y un viejo proverbio oriental dice que para estar sano hay que reír unas treinta veces al día, aunque con tres veces diarias es más que suficiente siempre y cuando sea por más de un minuto cada ocasión.
En la India también hallamos templos sagrados donde se puede practicar la risa. Y en culturas ancestrales de tipo tribal, existía la figura del “doctor payaso” o “payaso sagrado”, un hechicero maquillado y vestido para la ocasión que ejecutaba el poder terapéutico de la risa para así curar a los guerreros enfermos.
Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa, algo que ha sido científicamente demostrado al descubrir que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír. Y en las últimas décadas se ha avanzado muchísimo en la aplicación de la risa como terapia. Así, el psiquiatra estadounidense William Fry, de la Universidad de Stanford, que estudió los efectos de la risa durante más de veinticinco años, asegura que tres minutos de risa intensa equivalen a cerca de diez minutos remando enérgicamente. Asimismo, se dice que un minuto de risa diario equivale a cuarenta y cinco minutos de relajación.
EFECTOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS
Los primeros estudios sobre el efecto del humor en el cuerpo fueron realizados en Estados Unidos el siglo pasado durante los años treinta. En la década de los 70, el periodista científico Norman Cousins, que padecía una enfermedad degenerativa de las articulaciones, dio a conocer científicamente la fuerza curativa de la risa tras experimentarla en sí mismo. Cousins, deprimido y desahuciado, notó que tras ver una película cómica podía dormir toda la noche sin dolor. La risa se convirtió en su mejor terapia y combinando esta con dosis de vitamina C y siguiendo las indicaciones de los médicos, logró curarse por completo de su enfermedad para luego escribir un libro titulado ‘Anatomía de la risa’.
Cuando nos reímos ponemos en marcha cerca de cuatrocientos músculos. Y es que la risa tiene muchas virtudes beneficiosas: estimula el bazo eliminando toxinas; aumenta la respiración dilatando los bronquios, así se oxigena mejor el cuerpo y se revitaliza; fortalece el corazón ya que es una estimulante cardiovascular, disminuye la tensión arterial y produce activación de la frecuencia cardíaca con lo que aumenta el flujo sanguíneo; facilita la digestión al poner en movimiento el diafragma originando un masaje interno que ayuda a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas; baja la hipertensión; tonifica los músculos y se liberan endorfinas, una droga natural que provoca euforia y efectos tranquilizadores y analgésicos… Es útil para el estrés, depresión, ya que aumenta la serotonina (un antidepresivo) y disminuye el cortisol (sustancia ligada con el estrés), para la angustia, inseguridad, problemas respiratorios, digestivos, del sistema linfático, del sistema nervioso, estreñimiento… Rejuvenece porque estira y estimula los músculos de la cara y además tiene efecto antiarrugas, adelgaza… Se lubrica y limpian los ojos con lágrimas, además de que la carcajada hace vibrar la cabeza con lo que se despeja la nariz y el oído; la columna vertebral y cervicales, donde por lo general se acumulan tensiones, se estiran… A nivel psicológico, es una emoción terapéutica y sana, ligada al bienestar y a la sensación de disfrute y placer. Y nos ayuda a vencer el miedo al ridículo, a poder reírnos de nosotros mismos sin ningún prejuicio.
La risoterapia no se basa en sonrisitas, ni siquiera en carcajadas normales, sino en aprender a reír con todo el cuerpo, a potenciar el sistema inmunitario en general y facilitar la superación de diferentes bloqueos. Para ello, los terapeutas nos enseñarán, a través de la expresión corporal, el juego, la danza y ejercicios de respiración o masajes, a liberar tensiones y llegar hasta la carcajada. Es, pues, esta terapia, una hermosa puerta para lograr la relajación, abrir nuestra capacidad de sentir, de amar, de llegar al silencio, al éxtasis, a la creatividad, utilizando la risa como camino. Y aunque está dirigida a todas las personas -no hay una edad límite-, esta terapia es recomendable para aquellas que tengan problemas de comunicación, producidos, sobre todo, por conflictivos entornos laborales o personales.
Los médicos reconocen cada vez más la importancia de la risa no sólo sobre el estado mental, sino también como una buena estrategia para reducir el dolor, estimular el sistema inmune y promover el bienestar en los pacientes. Así, no resulta extraño que famosos como el actor de cine Keanu Reeves la usase para eliminar sus dolores de espalda y así lo haya manifestado.
Aunque existen distintos tipos de risa, el cerebro no distingue la fingida de la espontánea, por lo que se puede trabajar este fenómeno y así aprovechar sus múltiples ventajas. Para eso basta con poner en práctica ejercicios, técnicas y actividades (en grupo o individuales) para favorecer la desinhibición previa a la risa; por lo que ya existen universidades que realizan trabajos específicos con talleres de risoterapia a grupos de enfermeras, médicos y personal sanitario en general.
Un niño sano ríe trescientas veces al día. No obstante, a medida que nos hacemos mayores y nos llenamos de experiencias y recuerdos más serios, nos resulta más costoso conseguir que la risa aflore. Pero a reír también se aprende y como cualquier otro ejercicio, tan solo necesita ser practicado: y cuanto más nos riamos, más fácil será después provocar la risa.
Y es que las personas somos unos seres con emociones. Todos tenemos la necesidad de reír y existen muchos medios sencillos para conseguirlo: bromas, películas cómicas, cosquillas, etc. Si lo logramos, encima contribuiremos a un cambio en nuestra actitud mental que favorecerá la disminución de enfermedades, por lo que estaremos invirtiendo en salud a la par que divirtiéndonos.
ESCUELAS DE RISA
Enseñan técnicas orientadas a reírse de la situación de los demás y también de la propia. Pero, ¿en qué consiste una clase de risoterapia?
Suele haber una primera parte teórica donde se repasa todo lo concerniente a la risa a través de la visión de las diferentes culturas y etapas históricas, así como una mención a las distintas clases de risa que conocemos (acogedora, maliciosa, nerviosa, hueca, histérica, profunda…) a la par que se estudia también la parte de la memoria en la que almacenamos los momentos en los que se ha producido la risa.
Acostumbra a seguir una parte práctica de estiramientos en la que a través del movimiento se busca desbloquear el cuerpo y su relajación. Se efectúan unos ejercicios de pulmones, espalda y estómago, para reírnos después de la mejor forma y con la máxima facilidad.
Se estimula a continuación la comunicación a través de diferentes ejercicios con el fin de que los alumnos se desinhiban y se cree cierta complicidad entre los distintos miembros del grupo.
Y se acaba con la práctica de ciertas técnicas buscando la diversión y la vuelta a la infancia para lograr la mejor risa, o sea, la más saludable, esa que proporciona una carcajada intensa, pura y verdadera, teniendo siempre en cuenta que cada persona es un mundo completamente diferente al resto, algunos con la risa más fácil o más sana que otros, es por eso que en estas clases se aprenden las técnicas básicas que nos serán útiles a todos y se utiliza mucho más el mundo de los sentidos porque estos están en contacto directo con la risa, y es lo que más éxito tiene a la hora de hacernos reír. Se crea, pues, un espacio para estar con uno mismo y con los otros, donde se vive el aquí y ahora, el presente más absoluto, ya que cuando reímos nos resulta imposible pensar, alejándonos a su vez de preocupaciones, ayudándonos a descubrir nuestros dones más profundos, nuestras capacidades más íntimas, abriéndonos a nuevos horizontes, venciendo los miedos, llenándonos de luz, de fuerza, de ilusión, de gozo, aprendiendo con todo ello a vivir la vida de una manera positiva, intensa, sincera y total, tan simple como lo hacíamos cuando éramos niños, pero ahora como un proceso de crecimiento personal.
Como vemos, la risa, el aeróbic del alma, es pura magia, y después de una sesión de dos o tres horas de risoterapia, será inviable no sentirse pleno, amoroso, tierno, alegre, vital, energético y un sinfín de sensaciones y emociones positivas más que nos permitirán afrontar la rutina diaria mucho mejor preparados y efectivos, mucho más saludables.