El derecho a ser como es de nuestro hijo

Los padres son en todo momento modelos para sus hijos. ¿De qué forma pueden potenciar el desarrollo de su autoestima para que aumente la confianza en sus propias capacidades?

El derecho a ser como es de nuestro hijo

Del mismo modo que aprendemos a escribir o a comer solos cuando alguien nos enseña cómo hacerlo, aprendemos a querernos y respetarnos si aquellos más significativos para nosotros, nuestros padres, nos transmiten ese respeto y amor hacia nosotros. Pero, ¿de qué forma pueden los padres potenciar en sus hijos el desarrollo de la autoestima?

Los sentimientos de valía sólo pueden florecer en un ambiente en el que puedan apreciarse las diferencias individuales, donde el amor se manifieste abiertamente, los errores sirvan de aprendizaje, la comunicación sea abierta, las normas flexibles y la responsabilidad (compaginar las promesas con el cumplimiento) sea modelada y practicada con sinceridad.

ALGUNAS PISTAS SOBRE EL MODO EN QUE LOS PADRES PUEDEN CONSEGUIR CREAR ESE CLIMA GENERADOR DE AUTOESTIMA
Los padres son en todo momento modelos para sus hijos. Seguro que todos hemos tenido la oportunidad de ver lo sencillo que resulta para un niño aprender el español y el inglés (o cualquier otra lengua) cuando sus padres son nativos de ambos países. Sólo tienen que hablar con naturalidad en su propio idioma para conseguir que sus hijos lo aprendan. Lo mismo pasa con el modo de tratarse uno mismo. Aquellos padres con alta autoestima la transmiten, muchas veces sin darse cuenta, simplemente a través de su modo de actuar, de sentir, de pensar y de hablar sobre sí mismos.

No siempre resulta sencillo aceptar que cada hijo tiene derecho a ser como es.Una de las cosas que ayuda a los hijos a desarrollar su autoestima es el tratar a cada uno de ellos como ser único y diferente de todos los demás. Aprender a valorar a cada hijo tal y como es, con sus capacidades especiales y sus limitaciones o dificultades y ayudarle a ser todo lo mejor que pueda llegar a ser es una de las principales tareas de los padres. A veces les resulta difícil porque, sin querer, se han hecho una idea de cómo debería ese hijo ser; unas expectativas sobre él, sobre las personas con quienes se relacionará, las cosas que le gustarán, su capacidad intelectual, etc. Y no siempre resulta sencillo aceptar que cada hijo tiene derecho a ser como es.

Es importante que los padres dejen libertad a sus hijos a la hora de elegir, de decidir lo que consideran mejor para su vida, aunque esa elección no sea siempre adecuada. Hay ocasiones en que no queda más remedio que permitir que se equivoquen y, después, enseñarles a afrontar sus errores de forma positiva; no como signos de fracaso, sino como lecciones que permiten aprender de cara al futuro.

A todos nos cuesta aceptar nuestros fallos. La idea de ser perfectos, a pesar de saber que es incompatible con el hecho de ser humanos, nos resulta tremendamente atractiva. Solemos criticarnos duramente cuando hacemos algo mal, cuando no alcanzamos la meta que nos hemos propuesto. Pero los errores que cometemos pueden tener otra lectura mucho más positiva de cara al crecimiento de nuestra autoestima. Pueden entenderse como señales de alarma que nos avisan de que por ese camino vamos a encontrarnos con algo perjudicial para nosotros y que nos impulsa a cambiar, a crecer, a empezar de nuevo.

Hay padres que, con su mejor intención, tratan por todos los medios de evitar que sus hijos se equivoquen, impidiéndoles hacerse responsables de sus elecciones.Hay padres que tratan por todos los medios de evitar que sus hijos se equivoquen. Con su mejor intención llegan incluso a impedirles decidir y, por tanto, a hacerse responsables de sus elecciones. Con ello quizá evitan que sus hijos puedan sentir el dolor de arrepentirse de un paso dado en falso. Pero también les están privando de la satisfacción que podrían experimentar al sentirse responsables de su vida, de sus actos; al asumir las consecuencias de lo que han hecho y sentir el orgullo de decir “lo he conseguido”.

Con esa actitud les están impidiendo también ser autónomos. La autonomía personal es otro de los pilares en que se asienta la autoestima. Es bueno que los padres la favorezcan y un modo de hacerlo es enseñarles, siempre en relación a su edad, aquellas habilidades que necesitan para ir consiguiendo su independencia. Aprender a vestirse solos de niños, o a prepararse la cena o el bocadillo para el colegio cuando son algo mayores, son ejemplo de ello. De este modo los niños comprueban que saben hacer cosas, que pueden manejarse solos y eso hace que aumente su confianza en sus propias capacidades y potencialidades.

Es bueno que los padres permitan a sus hijos asumir responsabilidades en la casa y con respecto a la familia, que se valore y se agradezca su contribución al funcionamiento del hogar.También es bueno que les permitan asumir responsabilidades en la casa y con respecto a la familia, que se valore y se agradezca su contribución al funcionamiento del hogar, aunque sin que estas responsabilidades se conviertan en cargas pesadas que no puedan sobrellevar. Si los hijos notan que cumplen con ciertas obligaciones, que son útiles, se sentirán necesarios y reconocidos en su esfuerzo.

Fundamental para la adquisición de autonomía es que los hijos cuenten con la posibilidad de relacionarse con el mundo tanto de iguales como de los adultos. Una labor importante de los padres es la de proporcionar a sus hijos distintos ambientes (colegio, barrio, familia, amigos, etc.) donde ellos sientan que pueden moverse con libertad. Un espacio en el que puedan mostrarse tal como son, junto a otras personas con quienes participar de forma activa y compartir diferentes momentos de sus vidas.

Adelgazar de manera saludable. Productos, dietas y planes de adelgazamiento a los que se ven sometidos los consumidores son simples mentiras en la mayoría de ocasiones. Perder peso teóricamente haciendo una barbaridad siempre es factible, pero no se trata de hacer locuras durante una temporada para quitarse unos kilos que luego se recuperan, sino realmente de adelgazar.

Morir y resucitar a voluntad. Un túnel oscuro, una luz al final; el reencuentro con familiares y amigos ya fallecidos; la visión y el contacto con el ángel de la guarda... Y regresar para contarlo. La muerte podría dejar de ser un lugar somático para convertirse en un lugar en la conciencia. Lo que en definitiva siempre fue: un estado de ánimo.

La Atlántida, el paraíso perdido. Una isla misteriosa y un pueblo fundador de una cultura brillante. El continente de la Atlántida continúa siendo uno de los enigmas más sorprendentes de la historia. Si es cierto que existió, fue una civilización como no ha habido nunca otra igual. ¿Hubo algo de verdad? ¿Encontraremos algún día restos que den sentido a los testimonios?




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Un comentario en "El derecho a ser como es de nuestro hijo"

  1. Mamilinda  4 enero, 2016 en 4:28 pm

    Gracias. A veces una trata de proteger tanto a sus retoños que al final acaba por no dejarlos crecer libres con sus aciertos y errores, como debe ser. Conviene, pues, controlar ese extraordinario amor de mami que es como una fuerza desatada que no hay quien la pare y en ocasiones hasta perjudica a los que más quieres: tus niños. Un abrazo a todos los que me lean y querer mucho a vuestros hijos, pero con tacto y buen hacer de papis responsables, no autoritarios.

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