El asesinato de JFK

¿Fue Kennedy un mártir, asesinado por su política valerosa, o fue su asesinato consecuencia de acciones discutibles de una persona menos virtuosa de lo que sostiene la leyenda?

El asesinato de JFK

El 22 de noviembre del año 1963, John Fitzgerald Kennedy, presidente de los Estados Unidos de América desde 1960, realizaba una visita a Dallas para preparar su reelección. A las 12 horas 30 minutos, mientras el cortejo de vehículos oficiales llegaba al centro de la ciudad, se escucharon varios disparos y Kennedy, alcanzado en el cuello y en la cabeza, falleció poco después en el hospital. Todo un país quedó conmocionado: ¿quién podría desear la muerte del más joven de los presidentes de Estados Unidos, aquel que, después de tres años, había sabido encarnar tan bien la renovación del sueño americano?

LOS ESTADOS UNIDOS DE JFK
Kennedy durante la campaña de 1960.La presidencia de Kennedy (1960-1963) abrió un período de cambios para los Estados Unidos.

El joven presidente propuso a sus compatriotas un ambicioso proyecto que pretendía conquistar una “nueva frontera” que fortalecería al país y aumentaría el bienestar de sus habitantes.

En política exterior, supo mostrarse firme y, a pesar de algunos incidentes molestos, logró imponer a los EE. UU. como una fuerza internacional que garantizaba la seguridad, lo que permitía vislumbrar una distensión de las relaciones con la URSS.

(No obstante, cuando Kennedy desapareció, los resultados de su generoso programa eran todavía escasos.)

UNA DELICADA INVESTIGACIÓN
Lee Harvey Oswald (1939-1963) ¿Era culpable, y si lo era, actuó solo o fue manipulado por alguien?Inmediatamente después del suceso, la policía se lanza a la búsqueda del asesino y muy pronto detienen a un sospechoso: Lee Harvey Oswald, quien trabajaba en la biblioteca situada en la misma calle del atentado desde donde salieron los disparos y que se había alejado de allí solamente unos pocos minutos después del asesinato del presidente. Él se manifiesta inocente, pero las pruebas en su contra son enormes: el arma del crimen, descubierta en la biblioteca, le pertenece. A la mañana siguiente, cuando abandonaba el cuartel de policía para ser llevado a prisión, es asesinado por Jack Ruby, dueño de un club nocturno, quien declara que lo hizo por vengar la muerte del presidente.

Oswald asesinado por Jack Leon Ruby (1911-1967).La muerte prematura del principal sospechoso dejó sumidas en la oscuridad las circunstancias del asesinato. El nuevo presidente, Lyndon B. Johnson, nombró inmediatamente una comisión investigadora, encabezada por el presidente de la Corte Suprema, el juez Warren.

EL INFORME WARREN
La comisión trabajó durante medio año, escuchó a centenares de testigos y pudo incluso ver la escena del atentado, filmada por un testigo presencial. Las conclusiones de la comisión Warren fueron formales: Kennedy fue asesinado por Oswald, quien disparó desde la biblioteca y actuó solo, porque estaba demente y no por motivos políticos.

Cubierta del informe de la comisión Warren.Pero el informe Warren contiene algunas contradicciones y no da respuesta a todas las interrogantes. Muchos testigos estaban seguros de haber escuchado disparos desde el otro lado de la calle. ¿Podría haber en ese caso varios asesinos? ¿Quizás alguien entregó el arma a Oswald, quien había vivido en la Unión Soviética y frecuentaba medios proclives a la revolución cubana? Finalmente, la personalidad de Jack Ruby, ligado a la mafia, y su muerte prematura en prisión, en 1967, hicieron sospechar de su gesto. ¿Qué se buscaba disimular al eliminar a Oswald? Todo este asunto hacía pensar en una conspiración política.

BAILE DE SOSPECHAS
Numerosas teorías hacen el inventario de las enemistades que JFK habría ido despertando con el tiempo por su ambiciosa política interior o por sus decididas actitudes de política internacional.

Para algunos, habría sido un acto realizado por sureños reaccionarios, heridos por el proyecto que reconocería los derechos cívicos de los negros. Otros pensaron que el asesinato fue financiado por Cuba o por Moscú. En efecto, Kennedy había respaldado la tentativa de invasión a Cuba organizada por los refugiados anticastristas y por la CIA. Además, se había opuesto con gran firmeza a todas las provocaciones soviéticas, especialmente en el caso de la crisis suscitada por la instalación de misiles soviéticos en Cuba en 1962. Incluso habría aprobado varios complots organizados por los servicios secretos para eliminar a Fidel Castro.

Pero también es posible afirmar lo contrario, puesto que, a partir de 1963, Kennedy había iniciado una política de distensión hacia los soviéticos y habría sido víctima de un complot que uniría al Pentágono con los anticastristas, el conjunto del complejo militar-industrial y la CIA, que se oponían a esta política de distensión Este-Oeste. Por lo demás, las relaciones entre el presidente y la CIA se habrían deteriorado después del amargo fracaso de la tentativa de desembarco en Cuba, y se aseguraba que Kennedy tenía la intención de reorganizar el servicio secreto de su país.

JFK asesinado.Una última hipótesis suponía que el joven presidente habría sido eliminado por la mafia, ya que intentaba luchar contra la corrupción y las maniobras de esta organización criminal. En 1991, la confesión de Judith Campbell, ex amante de Kennedy, lanzó nueva luz sobre esta interrogante, ya que, según ella, el presidente habría sido ejecutado por la mafia, no porque fuera un político íntegro, sino porque habría caído en una trampa a causa de sus compromisos y habría recurrido a la organización y a su apoyo financiero durante sus campañas electorales, para luego abandonarla.

Los motivos de la muerte de JFK permanecen todavía en la oscuridad. Existen múltiples teorías para explicarla, que oscilan entre la leyenda rosa y la leyenda negra. ¿Fue Kennedy un presidente mártir, asesinado por su política valerosa? O, por el contrario, ¿fue su asesinato la desgraciada consecuencia de acciones discutibles de una personalidad menos virtuosa de lo que sostiene la leyenda?

OTROS ATENTADOS ENIGMÁTICOS DE PRESIDENTES ESTADOUNIDENSES
Por su cargo mismo, los jefes de estado están especialmente expuestos a los atentados. Pero nunca ha sido fácil conocer los motivos reales de los asesinos, que pueden haber sido mercenarios a sueldo de una potencia enemiga o, simplemente, locos. También, agentes secretos o pobres diablos manipulados desde el exterior. Muchos atentados políticos permanecen así en el misterio. Sin movernos de Estados Unidos:

-Lincoln y Booth, antes que Kennedy y Oswald. La historia norteamericana está jalonada de estos enigmas. El 14 de abril de 1865, un día viernes santo, el presidente Abraham Lincoln, elegido en 1860, un siglo antes que Kennedy, es asesinado de un disparo de pistola en un teatro por John Wilkes Booth, un actor exaltado que entró en su palco. El móvil parecía político, puesto que Booth era sureño y había reunido un equipo para asesinar a los principales dirigentes de la Unión. Pero, ¿por qué fue asesinado, a su vez, tal como Lee Harvey Oswald, por Boston Corbett el 26 de abril? ¿Estaba alguien interesado en enmascarar la amplitud del complot?

-Reagan, un atentado fallido. El 30 de marzo de 1981, Ronald Reagan recibió una bala en el pulmón izquierdo y escapó por poco de la muerte. El que disparó fue John Warnock Hinckley, un joven neurótico neonazi, según parecía. Pero el arresto, el 7 de abril, de otro hombre que había intentado acabar con el presidente en su lecho en el hospital apoyó la teoría de un complot organizado, aunque no se pudo encontrar prueba alguna de ello.

El mágico encanto de las velas. Lo mismo son icono de relax y romanticismo que de la vida y la muerte. Están en todos los ritos, templos y hasta en los cumpleaños, porque de ellas depende que se cumpla un deseo. Siempre envueltas de un halo místico, ¿qué fuerza esconden esas pequeñas llamas que llevan una eternidad hechizando al hombre?

Morir y resucitar a voluntad. Un túnel oscuro, una luz al final; el reencuentro con familiares y amigos ya fallecidos; la visión y el contacto con el ángel de la guarda... Y regresar para contarlo. La muerte podría dejar de ser un lugar somático para convertirse en un lugar en la conciencia. Lo que en definitiva siempre fue: un estado de ánimo.

Reglas de oro para ser feliz en pareja. Tener desavenencias no significa que no haya cariño, sino simplemente que hay distintas maneras de ver una misma realidad. Nunca hay que perder el respeto a la libertad del otro. Muchas parejas han fracasado porque uno de sus miembros, el hombre o la mujer, está convencido de que el amor puede cambiar a la otra persona.




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