¿Te domina el orden?, ¿el miedo a la libertad te hace ser prisionero de complicados rituales?, ¿temes a la sorpresa y a la espontaneidad?, ¿revisas varias veces que tu puerta esté cerrada?, ¿te levantas con el pie derecho o te persignas un concreto número de veces antes de salir de casa?, quizá porque piensas que si no lo haces te irá mal o tendrás esos pensamientos horribles en contra de los santos.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) incluye pensamientos ansiosos o rituales que se cree no poder controlar. Si usted sufre de este trastorno puede encontrarse atrapado por imágenes o pensamientos persistentes y no deseados o por la urgente necesidad de realizar ciertos rituales.
Es posible que la persona se obsesione por los gérmenes o la suciedad, por lo que lavará sus manos una y otra vez; o se sienta lleno de dudas y necesite verificar las cosas repetidas veces. También son posibles pensamientos frecuentes de violencia y miedo a herir a personas cercanas y/o queridas. Puede pasarse mucho tiempo tocando o contando cosas o sentirse preocupado por el orden y la simetría, incluso pueden sobrevenir pensamientos de realización de actos sexuales que en verdad le resulten repugnantes o ser atacado por pensamientos que van en contra de sus creencias religiosas.
Estas imágenes o pensamientos se denominan obsesiones y los rituales que se realizan para tratar de prevenir o zafarse de ellas, compulsiones. No existe placer alguno en la realización de estos rituales, sólo un breve alivio de la ansiedad que exponencialmente crece cuando no se llevan a cabo.
ALGUNOS CASOS (REALES)
“No puedo hacer nada sin rituales e invaden cada aspecto de mi vida. La necesidad de contar se ha apoderado de mí. Debo lavarme la cabeza tres veces seguidas en lugar de una porque tres es un número de buena suerte y el uno, no. No puedo leer a la velocidad normal ya que tengo que contar las líneas de cada párrafo. Cuando conecto la alarma por las noches, debo fijarla en una hora cuyos números sumados no dé un “mal” número.”
“El acto de vestirme por las mañanas es duro ya que tengo una rutina y si no la sigo, me pongo ansioso y debo volver a desvestirme para comenzar bien de nuevo. Temo que de no hacerlo así mis padres morirán. Tengo el terrible pensamiento de que voy a herir a mis padres; es completamente irracional pero ello genera más ansiedad y más comportamiento sin sentido. El tiempo que invierto en rituales me impide hacer muchas cosas importantes para mí. Sé que los rituales que realizo no tienen ni pies ni cabeza y me avergüenzo de ellos, pero no puedo controlarlos a pesar de la terapia.”
Otros ejemplos generalizados serían el de aquel que al llegar a su trabajo sigue preocupado por no estar seguro de si cerró correctamente la llave del gas o de la estufa de casa, y su ansiedad no le permite conversar con sus compañeros ni desempeñar su trabajo o sus funciones, porque no está tranquilo a pesar de que antes de salir lo comprobó una y otra vez. Otro caso de un obsesivo-compulsivo es el de aquel que al arribar a un lugar tenga que lavarse las manos, limpiar todo lo que esté a su alrededor, siempre está pendiente de los microbios y siente que lo invaden. Cuando un individuo es obsesivo-compulsivo con la limpieza se siente sucio todo el tiempo, se lava las manos repetidamente a lo largo del día hasta provocar que estas sangren o limpia constantemente el baño o la cocina. También hay quienes enumeran todo lo que está a su alcance, por ejemplo las latas de la alacena las cuentan por la mañana y por la noche y no pueden salir de casa sin haberlo hecho. En este trastorno el orden debe ser impecable y una manera en que esto se puede manifestar es que la persona tenga que clasificar los zapatos por color y por temporada. Sin embargo, aunque con estas acciones la persona trata de liberarse del pensamiento obsesivo, no lo logra, sólo se entretiene, porque lo que de verdad necesita es seguir un tratamiento.
Muchas personas sanas quizá se identifiquen con alguno de los síntomas relatados hasta ahora en el presente artículo o con algún otro más clásico y posiblemente conocido de oídas como pudiera ser el comprobar el horno varias veces antes de marchar del hogar o empujar la puerta de la calle para comprobar si está cerrada, o similar. Sin embargo, para las personas verdaderamente afectadas con TOC, dichas actividades ocupan por lo menos una hora al día, son muy estresantes e interfieren gravísimamente con la vida diaria del individuo. La mayoría de adultos con estos trastornos reconocen que su actitud no tiene sentido alguno, aunque no pueden parar de hacerlo. Otras personas, no obstante, particularmente niños, pueden no darse cuenta de que su comportamiento no es común. Incluso hay casos en que la obsesividad y la compulsividad sólo son rasgos de la propia personalidad, porque sólo se presentan de vez en cuando y no son una patología. También puede ocurrir que esas conductas sean formas de manejar la ansiedad, que sean ideas que el cerebro genera para sobrevivir y manejar la ansiedad y la persona logra ese objetivo. A fin de cuentas se encuentra tranquila, controla la situación y su vida diaria no se ve alterada, puede ir a trabajar sin ningún problema y se relaciona con los demás. En cambio, cuando realmente es un trastorno obsesivo compulsivo se trata de una enfermedad mental que puede ser hereditaria y que se manifiesta por primera ocasión cuando sucede algo que genera la primera crisis. Después de este primer episodio, lo mejor es que la persona acuda a un especialista para que le sea realizado un diagnóstico y siga un tratamiento.
El TOC se presenta por igual entre hombres y mujeres y por regla general aparece durante la niñez, adolescencia y en los primeros años de la madurez. Un tercio de los adultos con este trastorno informan haber tenido sus primeros síntomas cuando eran niños. El curso de la enfermedad es variable: los síntomas se pueden presentar y después marcharse, pueden disminuir a través de los años o pueden agravarse. Se pueden presentar actitudes agresivas, pero generalmente no son violentas como ocurre con otros trastornos y el paciente siempre trata de contenerlas. El TOC puede coexistir con otras alteraciones que en orden decreciente son: depresión, fobia selectiva, fobia social, trastornos alimentarios, alcoholismo y pánico. La detección y el tratamiento de estas comorbilidades son un aspecto importante de la terapia del TOC que se encuentra entre las más frecuentes e importantes afecciones mentales. El diagnóstico se dificulta además por el componente de vergüenza y secreto que rodea a esta patología. Pero existen seis preguntas básicas que un especialista debiese realizar a su paciente para un correcto diagnóstico: ¿Se lava o limpia repetidamente durante el día? ¿Realiza controles de cosas repetidamente? ¿Tiene algún pensamiento que lo molesta continuamente y que desearía eliminar? ¿Tarda mucho en finalizar sus actividades cotidianas? ¿Le importa mucho el orden y la simetría? ¿Le preocupan estos problemas?
En la actualidad existen una amplia variedad de tratamientos positivos para aquellos que sufren del trastorno. Es importante encontrar la terapia adecuada y empezarla lo más pronto posible ya que cuanto antes se inicie el tratamiento, menos se desarrollarán las complicaciones típicas de esta enfermedad.
El tratamiento debiera ser escalonado en concordancia con la intensidad del TOC y el grado de respuesta. Así, después de que el paciente y la familia hayan sido informados, el especialista debe ser persuasivo para que no se sientan avergonzados o con sentimientos de culpa. Además, se debe trasmitir optimismo sobre el resultado del tratamiento porque hay motivos para hacerlo.
Tanto en adultos como en niños, la técnica psicológica más recomendada y que ha dado buenos resultados es la prevención de exposición y respuesta (PER). EL PER consiste en la aplicación de un programa de exposición progresiva o gradual ante la obsesión o situación que genera miedo en el paciente. Es decir, el paciente genera una jerarquía de situaciones que le producen miedo o rechazo y luego practica encarar el miedo (exposición), mientras que monitorea la medida en que disminuye la ansiedad sin recurrir a rituales (prevención de la respuesta). La repetición de la exposición decidida por el propio paciente produce una reducción progresiva de la ansiedad y del miedo.
La psicoterapia es extremadamente beneficiosa para este tipo de trastorno. Debería tenerse en cuenta como primera línea de tratamiento, especialmente en niños. La psicoterapia debe realizarse individualmente y por un especialista evitando el grupo. La terapia cognitiva conductual es la única probada para conseguir la efectividad que se busca en este trastorno siendo sumamente positiva para este tipo de pacientes ya que es una terapia que se dirige a provocar cambios de patrones de pensamiento por conducta alterada. El paciente será expuesto gradualmente a la obsesión que le aterra sin que se vea enganchado a un comportamiento compulsivo. Con la exposición gradual el paciente experimentará menos y menos ansiedad hasta darse cuenta de que nada malo va a pasar. Después del tratamiento de un 50 a un 80 por ciento de los pacientes cesará su compulsividad y podrá llevar una vida de lo más normal como lo hacen personajes famosos y tan populares en la actualidad como el exfutbolista David Beckham, los actores Alec Baldwin o el mismísimo Billy Bob Thornton. Y, en su día, figuras históricas como Florence Nightingale, considerada una de las pioneras en la práctica de la enfermería y creadora de su primer modelo conceptual, así como Charles Darwin, el célebre biólogo británico. Aunque es posible que una de las figuras más célebres que ha tenido que batallar con este trastorno fuese el multimillonario Howard Hughes, al que dio vida en la pantalla grande el actor Leonardo DiCaprio con la superproducción ‘El Aviador’.
Llegados hasta aquí, viendo que no hay motivos para desesperanzarse y antes de que, de ser necesario, se ponga en manos de un especialista de su confianza, un último consejo para:
CÓMO AFRONTAR LOS PENSAMIENTOS IRRACIONALES NEGATIVOS
Lo primero, ser conscientes de hasta dónde llega la influencia que tienen sobre nuestra conducta y emociones. Los pensamientos son esos monólogos que mantenemos con nosotros mismos interpretando la realidad que nos rodea y a nuestra persona. Pero son sólo hipótesis a demostrar. Identificar los pensamientos, determinar en qué medida son objetivas esas interpretaciones de la realidad, hasta qué punto son racionales. Y hasta qué punto son polizones que se han colado sin nuestro permiso y nos hacen sufrir sin motivo. La alarma salta cuando nos producen emociones negativas como miedo, angustia o tristeza. Desenmascaremos entonces al polizón y examinémoslo sobre la racionalidad y la adecuación con la realidad. Analizarlo, partiendo de que son sólo hipótesis a demostrar y que pensar algo no significa que sea verdad.
¿Cómo analizar si los pensamientos se ajustan a la realidad? Pues de la siguiente manera: Qué datos objetivos de la realidad apoyan e invalidan ese pensamiento. Con qué argumentos se defendería ese pensamiento ante otra persona. Qué probabilidad existe de que suceda lo que pensamos. Si lo tuviera otra persona, qué le diría yo para demostrarle que está en un error. ¿Es esa la única forma de interpretar la situación o existen otras?
Cómo analizar si influyen en los estados emocionales y en las conductas: ¿Me ayuda a conseguir mis objetivos? ¿Me hace bien o me hace daño? ¿Cómo influye en mi estado de ánimo? ¿Cómo influye en mi conducta?
Cómo analizar qué ocurriría si lo que se piensa fuera cierto: Incluso si lo que pienso es correcto, ¿es realmente una catástrofe? ¿Qué consecuencias reales tendría para mí si ocurriera? Si es así, ¿está justificado que me descomponga tanto? Si lo malo ocurre, ¿será para siempre? ¿o algo temporal?
Tengo 15 años y TOC y estoy en terapia cognitivo-conductual. Me siento mejor, gracias a Dios. Yo pensé que era una mala persona con tantos pensamientos intrusivos indeseables, repetía frases entre labios, en voz baja. Empecé mi tratamiento con fármacos, luego inicié la terapia, ahora me están exponiendo a lo que me genera ansiedad o TOC y estoy esforzándome para no hacer el ritual o compulsión, es difícil en verdad pues es casi automático, pero yo sé que Dios me va a curar de esto que me duele tanto. Bueno, ánimo a todos, no decaigan, sólo confíen y oren mucho. Dios los bendiga y los sane de cualquier cosa que padezcan o sufran. ¡Adiós!
Hola Nicolás, has dado en el clavo, el problema en la mayoría de casos de TOC, lo que hace que el sufrimiento emocional sea tan grande, no son los pensamientos propiamente dichos, sino el hecho de que alguien piense que es mala persona por el hecho de tener esos pensamientos; o pensar que uno puede ser esto o lo otro porque tiene un pensamiento determinado. Los pensamientos son solo ideas que aparecen en la mente, sin coherencia, sin sentido, sin explicación, el problema aparece cuando alguien se reprocha a sí mismo haber pensado algo, y se culpa a sí mismo cuando en realidad es inocente. La culpa puede generar mucho dolor emocional.