Varias formas de la psicoterapia requieren que el paciente explore el recuerdo de los acontecimientos que contribuyeron a originar los problemas emocionales actuales. Muchos de esos acaecimientos se sitúan en la primera infancia, pero resulta que a veces las imágenes que se tienen en la memoria de la niñez no retoman con facilidad. En consecuencia los psiquiatras se ven obligados a utilizar las drogas, o técnicas como la hipnosis, para obtener el material necesario a los efectos del análisis. Este proceso de retorno forzado a etapas de vida anteriores es lo que se conoce con el término psicoanalítico de regresión.
Dentro del fenómeno general de la hipnosis, la realidad de la regresión se halla suficientemente establecida. Incluso el profesor Hans J. Eysenck, psicólogo especializado en el estudio de la personalidad, que descartaba por “absurdas” algunas de las pretensiones más extremas de dicha técnica, admitió totalmente las pruebas de las considerables hazañas memorísticas realizadas por los sujetos sometidos a la regresión.
Esas demostraciones son, en efecto, sumamente interesantes. Cuando regresa a sus primeros años de vida, típicamente el individuo adopta el vocabulario limitado de esa etapa, e incluso puede que retorne a la media lengua infantil. Se producen cambios de la personalidad y los patrones de comportamiento llegan a ser los que corresponden al nivel de edad sugerido. Las variaciones más llamativas son las que afectan a la escritura; la letra del sujeto se asemeja a la de los trabajos colegiales que se conservan de cuando tenía realmente la edad que se le ha planteado.
En uno de estos experimentos, una mujer de veinte años tomó un pedazo de tiza con la mano izquierda cuando le sugirieron que tenía seis años. Ciertamente había nacido zurda, pero durante el periodo escolar fue obligada a utilizar la derecha para escribir. Este fenómeno de lateralidad contrariada aparece con bastante frecuencia en los exámenes de regresión, y se presenta espontáneamente en algunos casos en que el sujeto no tiene ningún recuerdo consciente de haber sido nunca zurdo, y son los padres u otros parientes de más edad quienes confirman ese extremo.
En otra investigación, un hombre de treinta años ocupó una silla especial que usan los psicólogos para estimular la reacción emocional. (Tiene un dispositivo que se dispara de repente, cayendo la persona sentada hacia atrás hasta la posición horizontal). El paciente regresó a la edad de un año y entonces se accionó el mecanismo. La respuesta normal del adulto habría sido la de estirar brazos y piernas en un acto reflejo tendente a recobrar el equilibrio; en su estado de regresión, en cambio, dio un chillido, cayó hacia atrás y se orinó en los pantalones.
El examen de los movimientos oculares indica que cuando los sujetos regresan a una edad muy temprana, la coordinación ocular empeora. En dos casos concretos (patrón de muchos otros), la exploración oftalmológica suministró resultados todavía más notables. Uno de los analizados, que usaba gafas desde los doce años, regresó a la edad de siete y en correspondencia se observó una mejoría de la agudeza visual, fenómeno que muchos ópticos juzgarán imposible. Pero así fue. El segundo individuo había sufrido en otro tiempo una ceguera parcial que afectaba la mitad derecha del ojo izquierdo, debida a la presencia de un quiste coloidal en el tercer ventrículo. Cuando le fue extirpado el tumor, recobró la visión completa en ese ojo; pero durante el experimento de regresión, cuando fue devuelto a una época anterior a la de la operación, el defecto visual se reprodujo.
Algunos psicoanalistas teorizan que las experiencias más traumáticas son precisamente las primeras: la del instante del nacimiento, por ejemplo. Determinados investigadores han llevado la regresión al extremo. Los pacientes dicen recordar peripecias vividas como bebés de cuna, e incluso el propio trauma natal. Algunos incluso aseguran memorar los episodios de su vida intrauterina; y una minoría de estos sujetos narra recuerdos todavía más lejanos, los que por lo visto corresponden a vidas anteriores a la presente.
Ante esto, algunos analistas se han preguntado si el proceso de la regresión, aunque perfectamente respetable en sí, no puede dar lugar a ciertos abusos y producir elaboraciones fantásticas o alucinaciones. Parece una explicación bastante probable. Porque, si fuesen verdaderos los informes de esa minoría de pacientes, entonces serían ciertas las vidas anteriores y eso plantearía toda una serie de dificultades científicas y filosóficas.
No será demasiado injusto decir que la psiquiatría oficial se ha enfrentado a los relatos de regresiones hasta vidas pasadas ignorándolos por completo. Razón por la cual este método fue asumido y continuado por personas en su mayoría ajenas a la profesión médica, e interesadas en temas como la reencarnación y/o la investigación psíquica. De estos trabajos ha derivado un fondo bibliográfico notable. De este resulta que los diferentes sujetos reaccionan de maneras distintas bajo la regresión, pero que muchos reviven efectivamente las andanzas de una vida pasada, en manera tal que les resulta imposible distinguirlas de la realidad física.
El investigador Joe Keeton relató en su Encounters with the Past (libro escrito en colaboración con Peter Moss) el caso de una paciente que durante la regresión creyó hallarse ante los juzgados acusada de brujería. Fue el inicio de una sesión cargada de tensión creciente, que duró veinte minutos y que reproducía un juicio celebrado en 1556 bajo la jurisdicción de los tribunales de Chelmsford. La paciente de Keeton, empresaria de veintitrés años, revivía la experiencia de una rea de diecisiete que en el curso del proceso era desnudada y sometida a tortura, con la consiguiente impresión terrorífica para aquella.
El psiquiatra y licenciado en filosofía Raymond Moody propone ciertas características que puede reunir una prueba de regresión bajo un estado de total relajación o hipnosis. Serían las siguientes: Suelen ser visuales. | Parecen tener vida propia, el individuo no aparenta tener que pensar qué viene después de cada escena. | Las imágenes que se ven resultan familiares a pesar de que no las hayamos experimentado en esta vida actual. | El sujeto objeto de estudio se identifica en los sucesos que observa con alguno de los personajes. Los hechos que se perciben pueden ser vistos desde dos perspectivas: en primera persona (desde dentro, como si fuéramos nosotros realmente) y en tercera persona (desde algún punto del ambiente, pero reconociéndonos siempre en alguno de los seres humanos que vemos). | Pueden volver a sentirse las emociones de esa supuesta vida pasada (alegría, dolor, hambre, etcétera). | Tras una regresión es factible notarse en ocasiones mejorías del estado mental (curaciones de fobias, depresiones…) o alivio de enfermedades (dermatitis, asmas…). | Las regresiones van apareciendo durante una sesión según su significado, sin seguir una línea temporal. | Es más fácil sumergir al sujeto en una regresión cuantas más veces haya sido regresado. | La mayor parte de esas supuestas vidas anteriores son mundanas (no de personajes importantes de la historia; es decir, y para que se entienda “a lo bruto”: nadie habla de creer ser Napoleón).
Una regresión se considera nítida cuando las sensaciones son claras, bastante semejantes a experiencias de episodios o eventos que se están viviendo. Los hechos, nombres de personas, lugares y datos que vienen a la memoria del paciente se relacionan, y este siente una certeza íntima y absoluta de su realidad. La regresión es pictórica cuando las imágenes transcurren como si se estuviesen viendo en cine, y sinestésica cuando las escenas van acompañadas de sensaciones, tales como calor, frío, olor, peso, compresión, crisis alérgicas, lipotimia (pérdida pasajera del conocimiento, con debilidad de la respiración y la circulación), formas de epilepsia, o sentimientos de odio, venganza, susto, sorpresa, miedo, fobia o inseguridad… La regresión intuitiva se caracteriza por recuerdos que se perciben inicialmente inconscientemente, simplemente como una sensación, y a medida que el trance hipnótico se profundiza y el analizado se suelta, pasan a ser más definidos. La mixta es una combinación de vivencias nítidas, pictóricas, sinestésicas o intuitivas.
Así como nadie que esté gozando de buena salud se somete a una cirugía simplemente para explorar su cuerpo, es conveniente no practicar una regresión por mera curiosidad o para averiguar el por qué de algo que en poco nos daña en la coyuntura existencial actual. La regresión puede ser de aplicación cuando el comportamiento es afectado por sueños repetitivos o recuerdos traumáticos inconscientes, a manera de choques emocionales severos, depresión, complejos, recelos irracionales y rencores sin razón aparente, tal como el temor a pasar por un túnel o un puente, subirse en un ascensor, el vértigo o pavor a las alturas, el terror casi patológico a insectos o alimañas como ratas, ver sangre, bañarse en el mar, etcétera. Igualmente se usa para personas que no consiguen alcanzar sus objetivos en la vida o se sienten atenazados por miedos que no son capaces de explicar y parecen no tener sentido como tomar una decisión, hablar en público… La regresión bajo hipnosis, y el empleo de esta técnica en general, requiere un conocimiento profesional de los mecanismos subconscientes, las zonas cerebrales activadas por la hipnosis y los peligros inherentes a su uso indiscriminado. La regresión de memoria se recomienda solamente para buscar el origen de enfermedades psicosomáticas y ayudar al aquejado a que sane rencores, manías y traumas que pueden estar afectando seriamente su vida familiar, laboral o social.