La llegada por vez primera de un bebé a nuestra vida supone un acontecimiento tan significativo que suele conllevar también el momento de plantearse redecorar una de las habitaciones de nuestro hogar, hecho que puede ser, por qué no, una experiencia ilusionante y divertida. Así, en esa casa que durante un periodo de tiempo, más o menos corto, ha sido de exclusivo uso de adultos, habrá que destinar una de las estancias a ser el lugar en el que cambiar, dormir, vestir, jugar o incluso alimentar al bebé que está por venir. He aquí algunos trucos y consejos que nos facilitarán el cambio:
-Se trata de una tarea que conviene afrontar con suficiente tiempo para evitar agobios y decisiones precipitadas. Además, al final del embarazo muchas de nosotras estamos faltas de fuerzas y ganas para emprender algo así.
-Es complicado poder elegir la habitación, pero debería estar si es posible cerca del dormitorio de los padres.
–No conviene emplear colores muy fuertes o brillantes, que puedan desasosegar al bebé. Pero eso no significa que estemos obligados a pintar en tonos pastel. Hay muchos colores bonitos y luminosos disponibles, saliendo del típico rosa para niñas o azul para niños. De hecho puedes plantearte usar más de un color.
-Si colocas cenefas decorativas piensa en la altura que tiene un niño pequeño. Crear una habitación temática que imite con colores, dibujos, vinilos u otros elementos decorativos un campo de flores, pintar hierba sobre el rodapié, recrear un bosque con animales o una playa es una excelente opción. Los primeros meses de vida no solamente le sirven al bebé para dormir y bostezar, sino que entre sueños aprende mucho del mundo que le envuelve. Cuando termina una siesta y antes de que empiece con la siguiente capta todo lo que ve, toca y oye para saber cómo vivimos y ponerlo después en práctica.
-Para los bebés el mundo es algo completamente nuevo, ¡incluso descubrirse a sí mismos es una gran aventura! Un gran espejo que te ayude a interactuar con él le facilitará familiarizarse con su cuerpo y su imagen.
-El suelo es importante (ahora lo comentaremos), pero también lo es el techo. Un bebé pasa mucho tiempo tumbado boca arriba. Pintar nubes o estrellas o un sol y buscar lámparas atractivas son buenas ideas. Con la iluminación es aconsejable que, aparte de la luz convencional del techo, la habitación disponga de una luz más tenue. Esta puede colocarse en una pared o bien ser en forma de lamparita. Es fundamental para emplearla en esos momentos de descanso y relajación: cuando el niño se despierta por la noche o cuando se le acuesta, por lo que disponer de una luz difusa será importantísimo para la tranquilidad de él y por consiguiente también para la tuya. Y es que de un bebé se sabe cuándo empieza a llorar pero nunca cuándo termina, no lo provoques.
-Las cortinas son necesarias para controlar la entrada de luz natural durante el sueño diurno del pequeño. Se recomienda que estén hechas de materiales que no atrapen mucho polvo.
-Si no dispones de mucho dinero, el mobiliario básico en la habitación es: la cuna, el armario y el cambiador. Con estos tres muebles dispones para empezar de lo indispensable para cubrir sus principales necesidades: dormir, vestirlo y cambiarlo. En un futuro podrás adquirir una silla, un baúl para guardar sus cosas o incluso una mesita para cuando empiece a dibujar.
-La cuna es esencial para el bienestar de tu hijo, ya que va a pasar muchas horas en ella durmiendo. Deberá ser cómoda y segura, y disponer de una barandilla con barras, con una distancia entre estas de un máximo de 6,5 cm. La altura de la barandilla desde el colchón será de mínimo 60 cm. Conviene situarla en un rincón del dormitorio bien accesible para poder llegar enseguida, incluso en penumbra, en caso de que el pequeño se despierte por la noche. Asimismo, hay que asegurarse de colocarla en un lugar ventilado y nunca cerca del radiador. Elige con cuidado los textiles que usas para la cuna. Cuando los niños son pequeños no saben destaparse y pueden pasar demasiado calor: no les tapes con edredón antes del año y evitarás cualquier susto. En cuanto al colchón, existen de distintos materiales. Los más recomendados son los de látex, higiénico y adaptable al cuerpo del pequeño, y el de fibra de coco, que impide la acumulación de humedad. El colchón deberá tener las medidas exactas para quedar fijo en la cuna. Entre la funda del colchón y las sábanas de algodón, se debe colocar un protector de tela o celulosa absorbente.
-Los primeros meses no será necesario, pero en cuanto comience a gatear (algunos niños lo hacen en torno a los ocho o nueve meses) habrá que extremar el cuidado con los enchufes, cables visibles, lámparas y muebles que se puedan caer encima o trepar por ellos, los radiadores al descubierto o las ventanas demasiado accesibles. A los niños les gusta jugar en el suelo antes incluso de saber gatear, por tanto conviene tener suelos de madera, más cálidos que el terrazo, o contar cuando menos con mullidas alfombras o moquetas.
-Es también muy importante, siempre y cuando el espacio lo permita, no agobiar la habitación con muebles y objetos decorativos. Los niños pequeños necesitan jugar, saltar y correr dentro de su cuarto. Y pronto irán acumulando cacharros y juguetes.
-Por su constante necesidad de juego, muchos muebles y complementos infantiles son a la vez juguetes: sillas que sirven de escondite, percheros que son también pizarras o camas que son coches de carreras. Existe de todo en el mercado. Los muebles infantiles pueden ser de cualquier color… solamente están vetados los colores muy oscuros. Los muebles ya fabricados pensando en los niños suelen tener picos redondeados, pero si vas a aprovechar muebles normales procura asegurarte de que los picos no van a causar problemas. Además, puedes darles un aire infantil cambiando los tiradores. En las tiendas de bricolaje y decoración los hay en forma de pelotas, animales, personajes de dibujos animados… Intenta que sean muebles con una buena esperanza de vida. Un mueble cambiador que no pueda luego transformarse en una cómoda práctica no es una buena inversión. Y es que los muebles para bebés no tienen por qué quedarse acumulando polvo cuando tu hijo empieza a crecer. Elegir mobiliario flexible adaptable a sus nuevas necesidades a medida que va creciendo será una opción muy económica a largo plazo. Ya lo verás, ¡el tiempo pasa volando!
-Muchas habitaciones de bebé se transforman sobre la marcha mientras su ocupante crece, pero también es habitual que haya que cambiarla de forma importante en un momento dado eliminando cambiadores y cunas por camitas y mesas. También puede pasar que nos mudemos cuando el niño tiene dos o tres años. En cualquier caso, si nos vemos en la tesitura de variar la decoración de una habitación infantil, a partir de los dos años es interesante involucrar al niño en la elección de la temática y los objetos que introduzcamos. Para él será motivador y divertido y podemos aprovechar la situación para que aprenda nuevo vocabulario, matemáticas básicas (ayudándonos a medir), a tomar decisiones… Con esa edad ya habrá que ir empezando a tener en cuenta que haya un rincón de trabajo, para pintar, hacer las manualidades del colegio… en una zona bien iluminada de la estancia.
Finalmente, recuerda que el área del bebé no tiene que ser solamente cómoda para él, también tiene que serlo para que mamá y papá puedan estar tranquilos mientras le dan de comer, lo cambian, le cantan una nana o disfrutan de su compañía.