Interrogación y admiración

En el correcto uso de los signos de exclamación e interrogación en nuestro idioma es preciso tener en cuenta las consideraciones generales que a continuación se detallan.

Interrogación y admiración

Para marcar en la escritura que una oración es interrogativa o admirativa, se emplean los signos de interrogación (¿ ?) y de admiración (¡ !) respectivamente:

-¿Por qué te callas?

-¡Tendrías que haberlo hecho tú!

Puede ocurrir que no todo el párrafo tenga sentido interrogativo o admirativo. Así pues, el signo de principio de interrogación (¿) o de admiración (¡) se ha de situar donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no comience con él el enunciado; en ese caso, la interrogación o la exclamación se inician con minúscula. Los signos correspondientes, pues, han de colocarse sólo en el trozo que posee dicho sentido:

-Tengo dudas sobre él, porque ¿se puede estar seguro de su fidelidad?

-Allí no había nadie, y ¿a quién se lo íbamos a preguntar?

-Quería, ¿comprendes su intención?, que nos desanimáramos.

-¡A levantarse!, gritó María a las siete de la mañana.

-Le he manchado, ¡cuánto lo siento!, el vestido.

Veamos algunos ejemplos más:

-Con respecto al impacto ambiental, ¿se ha previsto algún tipo de medidas para que su efecto sea el menor posible?

-Si consigues la plaza de maestro, ¡qué alegría se va a llevar tu madre!

-Por lo demás, ¿qué aspecto tenía el agresor?

-Si encuentras trabajo, ¡qué celebración vamos a hacer!

Los signos de interrogación y de exclamación son dos en cada caso: los signos que indican apertura (¿ ¡) y los signos que indican cierre (? !); se colocan al principio y al final del enunciado interrogativo y exclamativo respectivamente.

En nuestra lengua es obligatorio poner siempre el signo de apertura, que no deberá suprimirse a imitación de lo que ocurre en la ortografía de otras lenguas, en las que sólo se usa el signo final porque tienen otras marcas gramaticales que suplen el primero.

Las mayúsculas y las minúsculas son las que corresponden a la oración en la que se encuentran dichos signos. En particular, cuando el comienzo no coincide con el de la frase, lo apropiado es la minúscula:

-Siempre se plantea la misma duda: ¿qué comer?

Después de los signos que indican cierre de interrogación o exclamación (? !) no se escribe nunca punto (excepto si al signo le sigue cierre de comillas o de paréntesis) pero sí coma, punto y coma, dos puntos o puntos suspensivos:

-Ella le preguntó: “¿Cómo está Javier?”.

Lógicamente, cuando la interrogación o la exclamación terminan un enunciado y sus signos de cierre equivalen a un punto, la palabra de la oración siguiente ha de comenzar con mayúscula:

-No he conseguido el trabajo. ¡Qué le vamos a hacer! Otra vez será.

-¿Dónde está el restaurante? Olvidé mirarlo en la guía.

-¡Qué frío! Coge el abrigo y la bufanda.

Si las oraciones interrogativas o admirativas son varias, breves y seguidas, solamente la primera empieza por mayúscula (a no ser que decidamos separarlas con punto):

-¿De dónde vienes? ¿Con quién has estado? ¿Qué has hecho en tantas horas?

-¿De dónde vienes?, ¿con quién has estado?, ¿qué has hecho en tantas horas?

-¡Qué sucio está el suelo!, ¡qué desorden de muebles!, ¡qué aire enrarecido!

Hay oraciones que son, a la vez, interrogativas y admirativas. En ese caso, pueden empezar con el signo de interrogación y acabar con el de admiración; o al revés…:

-Pero ¿hasta cuándo vamos a tolerar eso!

-¡Qué escándalo es ese que estáis armando?

…o, preferiblemente, abriendo y cerrando con los dos signos a la vez: ¿¡Qué estás diciendo!? / ¡¿Qué estás diciendo?!

Los signos de interrogación y de exclamación se escriben pegados a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separados por un espacio de las palabras que los preceden o los siguen; pero si lo que sigue al signo de cierre es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos.

Obsérvese como los vocativos y las proposiciones subordinadas, cuando ocupan el primer lugar en el enunciado, se escriben fuera de la pregunta o de la exclamación. Sin embargo, si están colocados al final, se consideran dentro de ellas. Ejemplos:

-Elisa, ¿has decidido qué vas a hacer? / ¿Has decidido qué vas a hacer, Elisa?

-Marcelo, ¡cuánto me alegro de que hayas venido! / ¡Cuánto me alegro de que hayas venido, Marcelo!

-Si no responde, ¿qué le vamos a decir? / ¿Qué le vamos a decir si no responde?

-Para que te enteres, ¡no pienso cambiar de opinión! / ¡No pienso cambiar de opinión, para que te enteres!

Habíamos dicho que cuando se escriben varias preguntas o exclamaciones seguidas y estas son breves, se puede optar por considerarlas oraciones independientes, con sus correspondientes signos de apertura y cierre, y con mayúscula al comienzo de cada una de ellas. Más ejemplos:

-¿Dónde estás? ¿A qué hora piensas volver?

-¡Quedan cinco minutos! ¡Llegamos tarde! ¡Date prisa!

-¿Quién era? ¿De dónde salió? ¿Te dijo qué quería?

-¡Cállate! ¡No quiero volver a verte! ¡Márchate!

Pero también es posible considerar el conjunto de las preguntas o exclamaciones como un único enunciado. En este caso hay que separarlas por comas o por puntos y comas, y sólo en la primera se escribirá la palabra inicial con mayúscula. Ejemplos:

-Me abordó en la calle y me preguntó: ¿Cómo te llamas?, ¿en qué trabajas?, ¿cuándo naciste?, ¿dónde?

-¡Cómo ha nevado esta noche!; ¡qué blanco está todo!; ¡qué frío vamos a pasar hoy!

-¡Qué enfadado estaba!; ¡cómo se puso!; ¡qué susto nos dio!

Cuando la exclamación está compuesta por elementos breves que se duplican o triplican, los signos de exclamación encierran todos los elementos: “¡Ja, ja, ja!”.

En ocasiones, se utilizan los signos de final de interrogación (?) o de exclamación (!) entre paréntesis.

a)El signo de final de interrogación entre paréntesis expresa duda, no exenta de ironía en la mayoría de los casos. Ejemplos:

-Jaime Ruiz López es el presidente (?) de la asociación.

-Tendría mucha gracia (?) que llegara a la cita con un día de retraso.

b)El signo de final de exclamación entre paréntesis expresa sorpresa, no exenta de ironía también. Ejemplos:

-Un joven de treinta y seis años (!) fue el ganador del concurso de composición.

-Está más gordo que nunca, pero dice que sólo pesa ochenta kilos (!) en la báscula de su casa.

En obras literarias es posible escribir dos o tres signos de exclamación para indicar mayor énfasis en la entonación exclamativa: “¡¡¡Traidor!!!”. Recurso que es también habitual en la prensa deportiva: “¡¡¡Olé!!!”. Igualmente se pueden combinar los de interrogación con los de exclamación: “¿¡Entró!?” o “¡¿Entró?!”. En este caso, los signos de cierre han de ser simétricos con los de apertura, por lo que no son apropiadas grafías del tipo: “¡Olé!!!” ni “¡¿Entró!?”, aunque sí se considera válido abrir sólo con exclamaciones y cerrar con interrogaciones o a la inversa: “¡¡Entró??”.

Es frecuente el uso de los signos de interrogación en la indicación de fechas dudosas, especialmente en obras de carácter enciclopédico. Se recomienda colocar ambos signos, el de apertura y el de cierre: “Díaz de Vivar, Rodrigo (¿1048?-1099)”, aunque también es posible escribir únicamente el de cierre: “Díaz de Vivar, Rodrigo (1048?-1099)”.

Se recuerda por último que la acentuación de las voces: qué, cómo, cuál, dónde, cuándo… depende de si tienen sentido interrogativo o exclamativo y no del mero hecho de que estén en una pregunta directa o una interjección: “¿Que ha perdido dinero en la bolsa? Le explicamos en qué invertir ahora”.

El mágico encanto de las velas. Lo mismo son icono de relax y romanticismo que de la vida y la muerte. Están en todos los ritos, templos y hasta en los cumpleaños, porque de ellas depende que se cumpla un deseo. Siempre envueltas de un halo místico, ¿qué fuerza esconden esas pequeñas llamas que llevan una eternidad hechizando al hombre?

Morir y resucitar a voluntad. Un túnel oscuro, una luz al final; el reencuentro con familiares y amigos ya fallecidos; la visión y el contacto con el ángel de la guarda... Y regresar para contarlo. La muerte podría dejar de ser un lugar somático para convertirse en un lugar en la conciencia. Lo que en definitiva siempre fue: un estado de ánimo.

La Atlántida, el paraíso perdido. Una isla misteriosa y un pueblo fundador de una cultura brillante. El continente de la Atlántida continúa siendo uno de los enigmas más sorprendentes de la historia. Si es cierto que existió, fue una civilización como no ha habido nunca otra igual. ¿Hubo algo de verdad? ¿Encontraremos algún día restos que den sentido a los testimonios?




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