Considerado el más grande escritor de toda la literatura en lengua española, y uno de los más grandes creadores de la literatura universal, Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) nació en Alcalá de Henares. Era hijo de un médico de ascendencia judía. Participó, en el año de 1571, en la batalla de Lepanto, donde cayó herido de gravedad y perdió el movimiento de una mano. Apresado el velero en el que regresaba a España por una galera turca, estuvo prisionero en Argel durante cinco años. De regreso a España comienza a escribir con pretensiones de fama, pero la fortuna le es adversa, por lo que, nuevamente, se alista como soldado. Luego de varias vicisitudes por tierras de Portugal y de las Azores, regresa a Madrid. En 1585 publica su primera novela, ‘La Galatea’. Se hace funcionario y va a prisión acusado de malversar fondos. En la cárcel escribe la primera parte de El Quijote, obra que, en 1605, convierte a su autor en uno de los escritores más famosos de su tiempo.
OBRAS
En 1613 publica las ‘Novelas ejemplares’, dedicadas al conde de Lemos. En 1615, un año antes de su muerte, Cervantes da a la luz pública la segunda parte de El Quijote, para contestar así a una versión apócrifa y burlesca que de su obra circulaba, libro conocido como ‘El Quijote de Avellaneda’. También en el año de 1615 se editaron sus ‘Ocho comedias y ocho entremeses’. Pocos días antes de morir firmó Cervantes la dedicatoria de su novela titulada ‘Los trabajos de Persiles y Sigismunda’, que es obra de fantásticas aventuras, con la cual cobra carta de naturaleza y máximo esplendor la llamada “novela cortesana” o “novela idealista”.
EL QUIJOTE
Antecedentes e influencias
A partir del ‘Amadís de Gaula’, el más famoso de entre todos los libros de caballería, y a partir también de la novela ‘La Diana’, del escritor portugués en lengua española Jorge de Montemayor (1520-1561), que era una novela pastoril, la literatura había degenerado hasta exagerar el estilo que era propio de la novela de caballería y a la pastoril. Cervantes redujo de una vez por todas al absurdo del romanticismo caballeresco y la poesía bucólica. Fue esa una de sus grandes aportaciones. Para ello usó del realismo, aunque fuera fantástico, y de la novela picaresca tan en boga por aquel tiempo.
Personajes
Cervantes, mediante el idealismo exacerbado de don Quijote, expresó el romántico encanto de lo feudal; y, mediante el astuto realismo de Sancho, dio a las letras españolas las mejores páginas de toda la picaresca. Así pues, uniendo un benévolo humor y una gran calidad humanística con la comicidad de situaciones inesperadas, sentó las condiciones de un efecto seguro sobre Europa y sobre el mundo. En conclusión, puede afirmarse que, de un modesto intento de parodia sobre modas ya pasadas, surgió una de las creaciones de más vigor y vitalidad de la literatura; y, a la par, uno de los libros más entretenidos que pueda llevarse el lector a los ojos.
El Quijote: La obra
La novela se desarrolla en torno al deseo del héroe de vivir, según los principios del caballero andante, en un mundo cada vez más realista. Pero sus acciones, nacidas de la fantasía y de un espíritu bondadoso, resultan castigadas con palizas y con agravios verbales. No encuentra el caballero más recompensa que la burla. Hay en El Quijote elementos que recuerdan a la novela cortesana, tales como la veneración de una lejana y perfectísima dama, o como la defensa de los humildes y de los débiles. Si el caballero aparece como un héroe descabellado que arremete contra molinos de viento, pellejos de vino y rebaños de ovejas, la figura del escudero es siempre la del buen hombre de juicio apegado a la tierra y a la tradición.
Cervantes, en El Quijote, parece arremeter contra la literatura caballeresca y contra la pastoril, así como contra las imaginaciones posibles; nada más falso, sin embargo. Cervantes puso en El Quijote todo cuanto había aprehendido de esa literatura; y sólo, por así decirlo, se limitó a podarla, a quitarle exageraciones, aunque fuera, paradójicamente, exagerando las hazañas de un héroe aparentemente loco, en el que puso el escritor lo mejor que de sí, humana y literariamente, tenía. Cervantes, como don Quijote, a pesar de todos los fracasos, resulta vencedor moral de la lucha con la realidad. Tal es el secreto del barroquismo que impregna las páginas de la obra. Por mucho que el escritor se empeñe en subrayar la extravagancia y el absurdo de su personaje y de los ideales que lo animan, el lector sigue arrastrado por la romántica mentalidad del caballero andante y por la fidelidad del escudero.
Lecturas recomendadas: ‘El Quijote’, de Cervantes. ‘Vida de don Quijote y Sancho’ (1905), de Unamuno.