La palabra masaje, por sí sola, está relacionada con el bienestar, y quien más quien menos la vincula con un momento de auténtico relax, pero para disfrutar plenamente de un masaje relajante de calidad hay que tener en cuenta una serie de consejos que nos pueden venir muy bien a la hora de sacarle todo el provecho a tan recomendable práctica…
–Un buen terapeuta es básico para que el masaje resulte exitoso. Busca una persona con experiencia en el ramo y que se adapte a tus necesidades.
-Trata de llevar a cabo la terapia cuando goces de buena salud. Por ejemplo, si estás pasando un resfriado cambia tu cita. El masaje estimula la circulación, por lo que podría aumentar tu malestar o generar cierta incomodidad en estos casos.
-Antes del masaje intenta evitar ingerir comidas copiosas. Y si inexcusablemente tienes que comer algo, hazlo al menos una hora antes, pues no es muy recomendable acudir con el estómago demasiado lleno o haciendo la digestión. Tampoco deberías tomar alcohol u otros estimulantes.
–Acude a tu centro cinco o diez minutos antes de la hora fijada, para tener así tiempo de acomodarte y hacerte a la idea de que vas a disfrutar de un tiempo exclusivamente dedicado a ti. No olvides la higiene personal.
–Lleva ropa confortable, de la que te puedas desprender rápida y fácilmente y, antes de los tratamientos, guarda pendientes, cadenas, pulseras y reloj.
-Antes de comenzar la sesión, es muy recomendable ir al baño.
–No temas estar desnuda durante los tratamientos o masajes. Los centros de calidad proporcionan braguitas desechables. Además, no dudes en explicar que te sientes incómoda sin ropa si es el caso: tu terapeuta lo entenderá perfectamente. Así, durante el masaje podrá cubrirte con una toalla, y solamente irá destapando las zonas a tratar, por lo que nunca te sentirás totalmente desnuda. El personal debe salir de la estancia mientras te desvistes, y esperar a que le des permiso antes de entrar de nuevo.
-Antes de iniciar el masaje es básico que comentes tus dolencias, tus puntos sensibles… sobre todo si es la primera vez que te atienden en ese lugar. Esta terapia debe disfrutarse al máximo; estamos en un centro de masajes, no en una sala de torturas, por lo que el conocimiento previo ayudará, entre otras cosas, a calibrar el nivel de presión que tu cuerpo requiere en función de tus necesidades o preferencias.
-Durante la sesión, es imprescindible que te sientas cómoda. Por ello, no dudes en avisar al terapeuta si no te encuentras a gusto por cualquier motivo: por la temperatura de la sala, porque el masajista habla demasiado, por el ruido ambiental, algún producto…
-Aunque suele suceder con mayor frecuencia en los masajes terapéuticos, también en ocasiones en los masajes de relax, al manipular determinadas zonas, puedes sentir algo de dolor que no esperabas. Es conveniente que lo comuniques al terapeuta si el mismo es o te resulta excesivo.
-Muchos tratamientos pueden ensuciar la raíz del pelo y/o alterar el maquillaje: pregunta al respecto si después debes acudir a alguna cita importante.
-A buen seguro te lo indicará el masajista, pero si no lo hace, recuerda que, al finalizar la sesión, no conviene incorporarse de manera brusca, pues podrías marearte. Lo ideal es estar dos o tres minutos relajada, e incorporarse después de forma progresiva.
-Tras el masaje, pudieras sentir alguna ligera molestia, cansancio o somnolencia. Esto es del todo normal puesto que se trata de una respuesta del organismo a las técnicas de masaje. No obstante, si notas que persiste, sería conveniente que se lo comunicases al terapeuta.
El masaje relajante es una maravillosa manera de liberarte del estrés y mejorar tu salud, así que no te prives de esta experiencia.