Las asanas (palabra del sánscrito que significa “postura estable”) constituyen un arte que se aplica a la anatomía de todo nuestro organismo. Cada una de estas posturas tiene propiedades curativas, recuperativas y preventivas. Su objetivo es la normalización de las funciones del organismo en su totalidad ya que su práctica continua:
-Regula los procesos involuntarios de la respiración, circulación, digestión, metabolismo y eliminación.
-Afecta al funcionamiento de todas las glándulas y órganos.
-Ejerce, también, su influencia sobre el sistema nervioso y la mente.
Estos beneficios se consiguen gracias a la respiración completa practicada mientras el cuerpo adopta cada una de las posturas.
MÁS QUE UNA GIMNASIA
La práctica de las posturas (asanas) hace mucho más que dar flexibilidad a los músculos endurecidos y tonificar los blandos. Su poder secreto radica en el ritmo de la respiración con que se practican, el cual transmite a las diferentes partes del cuerpo -glándulas, órganos, nervios y tejidos- una importante cuota de aliento vivificador.
Cada asana produce un efecto totalmente diferente en las relaciones funcionales dentro del organismo, de ahí que el yoga puede influir tanto en el plano físico, mental, moral y espiritual del ser humano. En síntesis, la gran diferencia entre las posturas y los ejercicios simples es que las posturas comprometen al cuerpo y a la mente.
¿QUÉ SUCEDE EN NUESTRO ORGANISMO?
Cuando practicamos una asana, la presión que se ejerce sobre órganos, tejidos y músculos “desaloja” la sangre vieja allí acumulada, y esto, combinado con la respiración completa, permite renovar la sangre de las partes afectadas.
En este proceso, ingresa mayor cantidad de oxígeno a nuestro cuerpo, que pasa al torrente sanguíneo, y cuando liberamos la presión, esa sangre rica en oxígeno, ingresa al órgano, tejido, músculo o grupo de células que fue sometido a dicha compresión. Es como una bocanada de aire fresco que barre con las toxinas y deja limpia y ventilada la zona en la que se está trabajando.
ESCUCHAR NUESTRO INTERIOR
De acuerdo con las posibilidades físicas de cada uno, habrá algunas posturas que no será conveniente realizar y otras que sí. El profesor las irá adecuando en función del grado de flexibilidad y de los problemas de salud que el practicante pueda presentar.
Al practicarlas, uno debe concentrarse en la actitud física que está asumiendo, porque la misma es una “excusa” para encontrarse consigo mismo, un momento durante el cual se apagan los sentidos hacia fuera y uno empieza a escuchar lo que sucede dentro de sí. Y, a través de ello, se comienzan a disolver los focos de tensión y, al mismo tiempo, se aquieta la respiración.
Cuando adoptamos una postura como cuando la deshacemos, los gestos se vuelven naturales, libres y armoniosos; porque, aunque puedan parecer, en un principio, difíciles y complicadas, su práctica demuestra lo contrario.
CONSEJOS PARA DESARROLLAR CADA UNA DE LAS POSTURAS
-Prestar una especial atención a la respiración para relajar y centrar la mente.
-No precipitarse nunca en los movimientos realizando cada postura de forma lenta. Es necesario mantener la posición un mínimo de treinta segundos, y siempre respirando con tranquilidad.
-El yoga no es competición por lo que no hay que hacer esfuerzos excesivos, y llevar a término la postura según las propias capacidades. Si se experimenta cualquier tirón muscular o dolor fuerte al realizar una asana, no sacudir ni detener bruscamente el cuerpo, respirar con tranquilidad y deshacer la postura en calma.
-Es muy importante adquirir el hábito de practicar yoga tres o cuatro veces por semana, aunque tan solo sea por media hora de posturas en nuestra propia casa.
-No espere ni intente conseguir desde los primeros días la ejecución completa de las asanas. Como en todo, es necesario un período de adiestramiento para la mayor parte de los ejercicios.
-Deje transcurrir siempre treinta minutos, como mínimo, entre los ejercicios de yoga y las comidas y no los reanude hasta transcurrida una hora y media desde una comida ligera o tres horas desde las comidas más fuertes.
-Las asanas se hacen con más soltura al mediodía o por la tarde que por la mañana, después de levantarse. No obstante, los ejercicios de respiración son muy convenientes que se practiquen también por las mañanas.
-Si llega al fin de los ejercicios con decaimiento o cansancio es indicio de que los está realizando de modo defectuoso o en dosis excesiva. (Y no se duche inmediatamente después de realizar las asanas. Espere un mínimo de treinta minutos.)
-Elija los ejercicios de acuerdo con el tiempo de que disponga, pero una vez seleccionados no los cambie a diario.
-Como prenda de ropa para la actividad use un cómodo pantalón de deporte, y en épocas de frío un buen jersey amplio y un pantalón largo para evitar el enfriamiento en los ratos de descanso. (Y si puede practicar los ejercicios de yoga al aire libre muchísimo mejor, pero a condición de que esté en soledad.)
-Las asanas tienen una secuencia, y no se deben practicar en cualquier orden. Cada una se encarga de extender una zona determinada de nuestro cuerpo y de presionar otra, así que a una asana de extensión de la parte anterior del cuerpo, debe seguirla una de flexión, al igual que a una de extensión lateral una de flexión lateral. Nuestro cuerpo es una unidad, y por lo tanto deberemos equilibrar el lado derecho con el lado izquierdo, la parte anterior con la posterior y así sucesivamente. Las torsiones, por ejemplo, deben realizarse casi al final de la práctica y nunca al principio, cuando la musculatura está todavía sin calentar.
-En casos de embarazo, lesiones cervicales, hipertensión o desprendimiento de retina, deberemos consultar antes con nuestro médico de confianza. Y aunque todos los ejercicios pueden ser practicados indistintamente por hombres o mujeres, no obstante, ellas harán bien suspendiendo los ejercicios de yoga, en especial los de posición invertida y los de esfuerzo abdominal, durante las reglas. En cuanto a la duración de los ejercicios, puede ser inicialmente la misma indicada en su lugar para cada uno, pero su progresivo aumento debe ser más suave y lento para ellas que el señalado para los hombres. Y por supuesto, convendrá hacer los ejercicios de yoga sin cremas ni maquillajes.
LA PALABRA DEL ESPECIALISTA
Por último, insistir en que el hecho de que las asanas parezcan complicadas al comienzo se debe al prejuicio con el que el alumno (generalmente nuevo) carga del mundo en que vive. Nada tiene que ver con su disponibilidad corporal. Para obtener buenos resultados no hay que contentarse con practicarlas en forma esporádica, sino que hay que ser constante y perseverar…
La práctica periódica de las asanas fortalece la autoestima del ser humano lo que vigoriza su sistema inmunológico. En un cuerpo y una mente con estas características, a la enfermedad le resultará difícil ganar terreno, ¿no creen?